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La dependencia emocional de alguna manera, nos afecta a la mayoría de personas sin que seamos conscientes del daño que nos hace.

Tendemos a aferrarnos a algo en concreto pensando que ése será el fruto de nuestra felicidad, pero en muchas ocasiones, se crea un vínculo que nos impide actuar con libertad. Si vinculamos nuestra felicidad a algo o a alguien corremos el riesgo de depender de algo externo para lograr nuestra propia satisfacción y nos provocará dificultades para actuar por nosotros mimos/as y actuar de forma saludable en nuestras relaciones con los demás.

¿Cómo saber si soy dependiente?

    • Deseo insaciable. La necesidad de estar con la persona en quien se centra la dependencia no termina nunca y va a la alza. La persona dependiente se vuelve exigente con la otra persona.
    • Falta de autocontrol. La persona dependiente no sabe regular su propia conducta y puede empezar a relacionarse menos que antes con otras personas o dedicar menos tiempo a otras actividades que solía realizar.
    • Malestar. El alejamiento del objeto o persona de la que se depende provoca ansiedad.
    • Persistencia. La persona dependiente es incapaz de cortar los vínculos con “el otro” pese a ser consciente de que la relación es perjudicial y negativa para sí mismo/a.
    • Tu alegría depende de cómo te traten los demás y de lo que piensen de ti. Si te sientes aceptado todo genial, pero como sientas que caes mal o tengan mala opinión de ti, se esfuma la felicidad. Dependes en exceso de los demás para estar bien o mal.
    • Evitas a toda costa llevar  la contraria para evitar enfrentamientos, te invade el temor a molestar o a ser rechazado.
    • Antepones el deseo de otros, al tuyo propio, te sientes como si tú no tuvieras capacidad de decisión, tu vida la manejan.
    • Sólo te sientes bien contigo mismo si te sientes querido. El sentimiento de culpa está a menudo contigo, sientes que eres el responsable de la felicidad de los demás, ya sea tu pareja, familia, amistades, etc. Te sientes con la obligación de contentar a los demás y si no lo haces te sientes culpable.
    • Te invade el miedo a menudo, miedo a perder a esa o esas personas que tanto amas o aprecias. Ese miedo te impide disfrutar como deberías de las relaciones.
    • Caes fácilmente en los chantajes emocionales, no soportaras que por tu culpa alguien se hiciera daño, sacrificas tu felicidad para dársela a otros.

Si te sientes identificado/a con algunas de estas situaciones, podrías tener dependencia emocional. Si quieres valorar tu caso, nuestros psicólogos pueden ayudarte a desarrollar habilidades sociales que te permitan ser más feliz sin tener que depender emocionalmente de los demás.

Puedes ponerte en contacto con nosotros pinchando aquí y te ayudaremos mediante consulta presencial, o si lo deseas, mediante psicología online.

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