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Tienes 17 años. Desde hace algún tiempo, tus intereses han cambiado. Ya no te apetece pasar tanto tiempo con la familia y necesitas estar más con tus amigos. Tus padres no saben ponerse en tu situación, piensan que eres un adolescente rebelde y lo pasas mal porque sientes que no te escuchan, que no te entienden o que ya no te conocen. Discutes más en casa porque no te comprenden y no te dan lo que necesitas.

La rebeldía es una conducta común en los jóvenes. Tienes la necesidad de diferenciarte de tus padres y que dejen de controlarte para poder hacer las cosas por ti mismo. Cuando esto sucede te sientes capaz de todo, tienes energía para lograr tus propósitos, y sobre todo tienes la pasión y la ilusión por conseguir lo que deseas y luchar por ello. Y esto es algo que muchos adultos parecen haber perdido.

 

Los cambios hormonales de esta etapa provocan intensos cambios emocionales, lo que hace que tu conducta pueda ser impulsiva, y que necesites expresar la ira, la rabia o la frustración que sientes cuando te niegan tus propósitos.

Este proceso de rebeldía es saludable para los jóvenes. Necesitas diferenciarte de tus padres y llevarles la contraria para empezar a decidir por ti mismo, para poder tomar tus propias decisiones y empezar a llevar las riendas de tu vida. Esta diferenciación es necesaria y saludable para el desarrollo de tu personalidad, para descubrir quién eres y quién quieres ser. Debes tomar tus propias decisiones, experimentar y equivocarte para darte cuenta de cuál es el camino que quieres tomar.

Sin embargo, los intereses de muchos adolescentes no suelen coincidir con los intereses de sus padres, quienes no suelen entender por qué su hijo ha cambiado tanto en tan poco tiempo y les preocupa su conducta impulsiva. Esto provoca numerosos problemas de convivencia en el hogar, aumentan los conflictos familiares y disminuye la armonía familiar.

Las relaciones sociales son fundamentales en la adolescencia. Necesitas sentirte aceptado en tu grupo de amigos, comunicarte y estar con ellos porque son los que mejor te conocen y saben comprenderte. En tu escala de valores posicionas la amistad por encima de la familia porque te importan mucho tus amigos, con ellos tienes más confianza y te sientes más relajado/a.

Juega un papel tan importante la amistad como el amor. Es la época en la que se descubre el primer amor, y también son frecuentes los desengaños amorosos, los cambios de parejas y el amor no correspondido. Necesitas querer y sentirse queridos.

Esta etapa es larga y difícil. Sufren los padres y sufren los hijos. Es difícil acordar normas y tomar decisiones en común que beneficie a todos. Sin embargo, es posible establecer una comunicación más eficaz que mejore la convivencia y favorezca un clima más positivo en el hogar.

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