659 360 397 / 954 165 259 info@mspsicologos.com

¿Alguna vez te has planteado por qué hay personas que padecen problemas de salud con más frecuencia que otras? ¿Por qué dos personas con la misma enfermedad evolucionan de forma diferente? ¿Sabes cómo afectan nuestras emociones en el curso y pronóstico de una enfermedad?

La Organización Mundial de la Salud (OMS, 1964) define la salud como: «un estado de bienestar completo físico, mental y social y no solamente la ausencia de enfermedad o dolencia». Esta definición subraya la naturaleza biopsicosocial de la salud y pone de manifiesto que la salud es más que la ausencia de enfermedad.

Por tanto, existen múltiples factores que afectan en el curso de la enfermedad. Por un lado, existe el componente biológico, genético o heredado que determina que la persona tenga una predisposición biológica a desarrollar una enfermedad. Sin embargo en muchas ocasiones que se llegue a desarrollar o no los síntomas o signos, depende de los hábitos de vida y de las condiciones sociales que rodeen las circunstancias de esa persona.

Pongamos un ejemplo. Una persona que tenga hipertensión, podría tener predisposición biológica a padecer un infarto. Sin embargo cuidando un estilo de vida saludable, una alimentación adecuada, realizando ejercicio físico, practicando técnicas de relajación, aprendiendo a afrontar las dificultades del día de forma positiva y llevando un ritmo de vida tranquilo no tiene por qué sufrir ningún infarto. En cambio, una persona con la misma predisposición biológica que no se cuida, que abusa de sustancias, que no descansa adecuadamente, que con frecuencia experimenta emociones negativas como la ira o la hostilidad y con un ritmo de vida estresante y competitivo, que no acepta las dificultades del día a día, probablemente tendrá más probabilidades de padecer un infarto que el caso anterior.

Es fácil analizar la relación existente entre emociones y salud. Así, por ejemplo, las personas saben que los herpes aparecen cuando uno está “estresado” o que el estado de ánimo influye en el curso y pronóstico de una enfermedad, y también que si una persona está “animada”, tranquila y tiene buena autoestima, mejora antes y el tratamiento es más efectivo.

Por tanto, entra un nuevo factor en juego en el curso y pronóstico de una determinada enfermedad: el componente psicológico. Muchas personas entienden erróneamente este concepto y piensan que le acusan de inventarse la enfermedad o los síntomas. Nada más lejos de la realidad.

Tal es la importancia del aspecto emocional en la salud que en la revista Infocop del colegio oficial de psicólogos de Madrid, se han publicado diferentes trípticos informativos para sensibilizar a la población y a los profesionales sanitarios de la importancia que tiene la modulación de las emociones negativas para mejorar el curso de la enfermedad y favorecer la calidad de vida del paciente.

El factor psicológico tiene que ver con la capacidad de cada uno para gestionar y modular de forma adecuada las emociones negativas debidas a la enfermedad o a cualquier otra circunstancia vital.  Alimentar las preocupaciones y la incertidumbre nos genera emociones negativas como frustración, impotencia, y en casos extremos podemos incluso sentir rabia, ira y negación.

Para experimentar emociones positivas es importante mantener unos hábitos de vida saludables y mantener un autodiálogo positivo.

Está comprobado que fomentar las emociones positivas nos ayuda a gozar de mayor salud y calidad de vida pudiendo incluso mejorar el curso y pronóstico de determinadas enfermedades.

Si necesitas trabajar tus emociones, puedes ponerte en contacto con nuestro equipo de psicólogos que te atenderán, mediante consulta presencial, o por contsulta online a través de Skype. Si quieres contactar con otros profesionales de la salud para solucionar tus dudas, puedes encontrar lo que necesites en Doctuo