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Los niños se resisten a acostarse por diversos motivos. Quizás tienen miedo de la oscuridad o se sienten inseguros cuando están solos. Indudablemente, les gustaría más jugar o ver la televisión y, ante todo, preferirían vuestra compañía y atención en vez de tenerse que ir a dormir sólitos a su cuarto.

El insomnio infantil se da en un 14% de los niños mayores de 5 años. ‎Lo bueno, es que dormir, es una rutina más que podemos desarrollar en los niños, igual que les enseñamos a comer y a vestirse solos. Para lograrlo es importante crear un «ritual de sueño» y hacer frente al hábito de levantarse continuamente.

1. Establecer una rutina antes de acostarse

Los niños necesitan seguridad y eso, entre otras formas, se logra mediante algo que los adultos odiamos: la rutina. Señalad el momento de bañarse, dejar de jugar, cenar… y, por supuesto, de acostarse. Se debe decidir el momento preciso en que el niño debe acostarse y, una vez decidido, proceder con firmeza. Se trata de crear un «Ritual del Sueño» que el niño acabe asumiendo y desempeñando como normal y satisfactorio.

Sin embargo, la rutina, este «Ritual del Sueño» debe dar comienzo antes. La intensidad y dinamismo de las actividades y juegos deben ir decreciendo a lo largo de la tarde. Evitaremos videojuegos y televisión poco antes de irse a dormir. Unos 15-20 minutos antes de acostarse, antes del abrazo y beso de buenas noches, es recomendable que establezcáis un tiempo de intimidad y tranquilidad con vuestro hijo. Podéis contarle un cuento, cantarle una canción, dialogar sobre sus cosas (cole, amigos), etc. Debéis hacer ele este un momento especial, cálido, deseable. Eso sí, siempre teniendo y dejando claro (de manera cariñosa pero firme) que se trata exclusivamente de ese tiempo, y no ceder a sus « ¡Andaaaaa, cuéntame otro!» o « ¡Cinco minutitos más, por favoooor!». Bastará con decir que se le quiere, que le deseamos que duerma bien y que mañana continuaremos con el cuento, o que habrá otro nuevo, etc.

Por último, dale las buenas noches y apagad la luz. Recordad que debéis iros antes de que se duerma, porque queremos evitar malos hábitos, como el que dependan de vuestra presencia para dormir.

2. Hacer frente al hábito de levantarse continuamente.

En primer lugar, llevadle a la cama, serios, sin darle demasiada importancia a su presencia y sin entablar diálogo con él/ella (recordad que reclama vuestra atención). Así cuantas veces haga falta. No os dejéis llevar a su terreno. Deberéis mostraros firmes y seguros en todo momento, sin bajar la guardia. Al día siguiente daréis comienzo al re aprendizaje.

Al final de la tarde siguiente, decidle que tiene que aprender a dormir bien y que vosotros vais a enseñarle. Entonces, comunicarle las pautas que vais a seguir. Podéis tener preparada una tabla del «Ritual del Sueño», con dibujos de todas las acti­vidades que debe realizar cada día antes de acostarse: cenar a su hora, lavarse los clientes, leer/cantar charlar con vosotros, acostarse en su cama. A partir de este momento nada de excusas: «tengo que hacer pis», «no he preparado la cartera»,.. Para ello debéis aseguraros de que antes de acostarse no queda ningún cabo suelto al que pueda aferrarse retrasando así su descanso.

Recomendaciones para lograr que tu hijo/a aprenda a dormir solo/a:

Si sois constantes y firmes, seguro que lograréis que vuestro/a hijo/a cada día duerma mejor.

  • Es necesario tener paciencia. Es lógico que al niño le cueste al principio y se sienta incapaz de hacer­lo. Pero no nos mostremos inseguros ni blandos; debemos transmitirle seguridad, cariño y apoyo.
  • Repetid con tranquilidad cada día el ritual del sueño y todas las pautas que hemos comentado, aunque se produzcan pequeños fracasos.
  • Hay que animarle siempre a que lo vuelva a intentar.
  • En la mayoría de los casos, un niño/a que se despierta noche tras noche ha desarrollado simplemente un comportamiento equivocado (como muchos otros en la infancia) que debemos modificar.

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