Cada vez es más frecuente ver en la consulta a personas que vienen pidiendo ayuda porque no son capaces de poner límites y continuamente se ven a sí mismos haciendo cosas que no quieren hacer. En situaciones así, es normal empezar a sentir emociones negativas que si no se manejan adecuadamente, pueden enquistarse en el tiempo e incluso llegar a somatizar enfermedades físicas en función de la persona.
¿Por qué para algunas personas es tan difícil decir que no, si les proponen hacer algo que en ese momento, o bien no les apetece, o no quieren hacerlo, o prefieren hacer algo distinto a lo propuesto?
Normalmente existen múltiples miedos irracionales que generan ansiedad y que hacen que la persona se vea arrinconada cuando realmente podría estar en una situación distinta si sus pensamientos fueran más positivos y racionales. Alguno de estos pensamientos irracionales tienen que ver con el miedo a defraudar, a que se enfaden, a caer mal, a no tener la aprobación de los demás o incluso a que no nos quieran o no quieran estar con nosotros.
Como hemos comentado antes estas limitaciones que sentimos, no son más que pensamientos irracionales que no responden a la lógica, porque ¿verdaderamente una persona puede dejar de quererte si no haces lo que ella quiere? ¿tú te enfadarías con una persona porque prefiera hacer algo distinto a lo que le propones? y aunque esto fuese así y en el caso extremo de que esto sucediese, que se enfadase o que dejase de relacionarse contigo por este motivo, entonces ¿realmente te compensa estar con alguien que solamente está contento/a cuando haces lo que te dice?. ¿Dónde está tu libertad para tomar tus decisiones? ¿acaso está respetando tu forma de ser y tus necesidades?
Cuando llevamos una situación al absurdo, es cuando podemos darnos cuenta de que la mayoría de nuestros límites nos los ponemos nosotros mismos, y que si verdaderamente necesitamos hacer o decir algo, tan solo tenemos que ser conscientes de cuáles son nuestros derechos y ser más consecuentes con ellos.
En definitiva, se trata de ser asertivos, de trabajar nuestra autoestima dándole valor a nuestras opiniones y a nuestros sentimientos y saber que tenemos derecho a decir que no, si nos hacen una propuesta que no vemos razonable sin necesidad de sentirnos culpables con ello.
Actividad práctica para aprender a decir que no:
Si te has visto identificado/a en el texto anterior, te proponemos el siguiente ejercicio para empezar a aplicarlo en tu vida diaria. Piensa qué situaciones te generan mayor malestar y responde a las siguientes preguntas:
- ¿En qué situaciones te gustaría decir que no, pero sientes que no puedes?
- ¿Cómo te sentirías si pudieras hacerlo?
- ¿Cómo prefieres utilizar tu tiempo libre a partir de ahora?
- ¿Cómo vas a empezar a poner límites a partir de ahora?
Empezar a tomar las decisiones que quieres, te ayudará a llevar las riendas de tu vida, te dará seguridad y te hará sentirte mucho mejor contigo mismo/a.
¡Adelante! 🙂
Teresa Navarro
Psicóloga col. num: AN-06348