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  1. ¿Hay situaciones en las que piensas que no puedes más y que vas a explotar?
  2. ¿Sueles enfadarte con frecuencia y gritar a las personas que están a tu alrededor?
  3. ¿Hay alguna persona o situación en concreto que te saca de tus casillas y te hace perder el control?
  4. ¿Te irritas con facilidad y te cuesta volver a recuperar tu estado de ánimo habitual?

Si has respondido afirmativamente a la mayoría de estas preguntas, puedes mejorar tu autocontrol emocional para relacionarte mejor con los demás y sentirte bien contigo mismo/a

¡Si quieres, puedes lograrlo! No es  difícil hacer y decir lo que verdaderamente quieres, tan solo es necesario seguir unas sencillas pautas de forma constante y verás como poco a poco conseguirás modular tus emociones.

El objetivo del autocontrol es conseguir tener más paciencia y no enfadarte ante una situación que habitualmente te hace saltar y en la que te cuesta mantener el control. Probablemente estamos magnificando la situación y por lo tanto ¿de qué te sirve llevarte un disgusto? ¿es necesario tanto gasto de energía? Si no nos sirve, podemos solucionarlo.

Las siguientes técnicas te ayudarán a controlarte emocionalmente. Aplícalas la próxima vez que sientas que te descontrolas y verás como aprendes a mantener el control de la situación.

  • Respira profundamente: Si respiras muy lentamente varias veces, ayudarás a «enfriar tus pensamientos» y ver la situación con más claridad. Te darás la oportunidad de sentir calma y de recapacitar acerca de las consecuencias de decir o hacer algo de forma impulsiva. Fisiológicamente te sentirás mejor, y eso, ya es un logro ante situaciones de este tipo. 
  • Cuenta hasta 10: Permítete parar y pensar dos veces lo que vas a decir o hacer. Probablemente la situación no es para tanto. Puedes unir esta técnica con la anterior para conseguir disipar el genio y el mal humor.
  • Escucha más: En ocasiones, el descontrol tiene que ver con anticipar negativamente una situación o la posible respuesta de la otra persona. Antes de enfadarte o perder la paciencia, concédele el beneficio de la duda y pregunta de forma asertiva todos los detalles de la situación para ver qué es lo que ha podido suceder. Utiliza tu inteligencia emocional para entender la situación
  • Habla lento y despacio: Esta técnica es muy eficaz para evitar o controlar una discusión. Las personas tendemos a imitar el comportamiento de los demás debido a que los estados emocionales se transmiten en nuestras relaciones sociales. Si te enfadas, será muy probable que la otra persona también pierda el control, hable más rápido, grite, y viceversa. Por tanto, llegados a este punto, la tendencia natural es a que la discusión vaya en aumento por las dos partes. Para mantener la calma, es muy útil hablar despacio y lento ya que de este modo te tranquilizas tú y consigues que la otra persona te imite y también se calme.
  • Evita el tono de voz alto: Igual que sucedía en el punto anterior, es muy útil controlar el tono de voz y por supuesto cualquier palabra humillante, insultos o reproches, que lejos de solucionar una situación, sólo sirven para buscar culpables y que la otra persona se ofenda y se defienda provocando una discusión. Si decimos las cosas de forma suave y tranquila, la otra persona se sentirá respetada y en consecuencia nos respetará.
  • Sal de la situación: Si ves que te estás alterando o que la conversación se pone violenta, lo mejor es darla por terminada, de buen modo, y retomarla cuando vuelva la calma. Es bueno decirle a la otra persona que en estos términos no vamos a seguir con la discusión y que ya lo hablaréis en otro momento (Recuerda que si lo dices, hay que hacerlo para ser coherentes y que te respeten)

 

  • Bieninterpretar: Mantén pensamientos positivos sobre la situación y sobre la persona que «te ha enfadado». Al fin y al cabo, pase lo que pase, tú eres quien decide enfadarse o no. Siempre es posible mantener una actitud positiva y pensar que «no pasa nada», «todo tiene solución», «tal vez ha sido sin mala intención», «lo habrá hecho sin querer», «todos cometemos errores»
  • Aceptar: Esta es otra regla de oro que nos ayudará a mantenernos calmados ante los contratiempos. Nos guste más o nos guste menos, no nos queda más remedio que aceptar las situaciones tal y como vienen y sobrellevarlas de la mejor manera posible. Este es tu objetivo y tu reto. Si ya está hecho, la situación no va a cambiar por mucho que la niegues o te enfades. Cuanto más flexible seas, mejor tolerarás las situaciones que te alteran.
  • Desdramatizar: Usa el sentido del humor y piensa que «todo tiene solución» y que «no pasa nada». Aunque te cueste trabajo, inténtalo todos lo días y te ayudará a abrir tu mente, a relajarte y a sentirte mejor.
  • Pide perdón: Tener la capacidad de reconocer nuestros errores nos ayuda a aprender de ellos y a reconocer nuestra humildad frente a nuestro ego. Te ayuda a ponerte al lado de la otra persona, en lugar de enfrentarte a ella, y con este gesto, tendrás más posibilidades de que la otra persona te entienda y se ponga de tu lado.